Cuello de botella
Feliz año a todos. !Chin, chin!. El líquido que contiene la botella fluye transparente y con una fuerza inusitada. Repleto de pequeñas esferas de gas, puja por salir al exterior atravesando el cuello estrecho del recipiente, que lejos de impedir su progreso parece avivar el movimiento. Su temperatura, casi en el punto de congelación, no afecta en absoluto a su fogosidad y a la necesidad que tiene de precipitarse al exterior, tras meses de calmosa espera, de forma explosiva para formar una cortina de espuma dorada justo en la circunferencia angosta, en la corona circular y perfecta que forma la embocadura de transparente cristal empavonado. El contenido vertido a chorro amenaza con dejar vacía la botella en un trasiego de burbujas en agitación que se me antoja eterno.