Diferente
Era diferente, distinta, rara. Pero no lo sabía. Salía de casa con los pantalones atados atrás, su botoncito y cremallera a la espalda. Sus bolsillos a media altura del culo. Al cerrar la puerta ni pensó que nadie fuera a opinar del asunto. ¿Porqué no hacerlo? Estaba más cómoda así. Ya no recordaba las peleas con su madre cada vez que crecía y tenía que renovar el vestuario, sus fobias a ciertos tejidos, su aversión a los botones, a ciertos colores. Siempre con los mismos zapatos, ya se había acostumbrado a ellos y no se arriesgaba a probar con otros; lejos de las trifulcas de niña cuando tenía que estrenar porque sus favoritos ya no la valían. Con una sonrisa afable se paseaba por su trabajo, bienintencionada, no sospechaba nunca de nadie. Se creía rodeada de amigos a los que apreciaba. ¿Dónde estarán aquellos compañeros de clase a los que regalaba figuritas a cambio de nada?. A la salida había quedado con su novio, así le llamaba ella. Un chico sencillo que conoció semanas atrás. No