Una cuestión de orden

jueves 25 de marzo de 2010

Mi mundo tiene un orden diferente, no veo las cosas como la mayoría. Arriba, abajo, derecha, izquierda. La angustia que genera no entender, no recordar el orden de las demás mentes. Cuando hablo todo es fácil, las palabras tienen sentido y las cosas encajan a la perfección, sé lo que tengo que decir, la palabra exacta en en momento perfecto, describen mis pensamientos tal y como yo deseo; todos perciben la realidad tal y como yo la entiendo. Qué trabajo no valorado cuando esas palabras tan fluídas tienen que ser escritas, porqué la b, p, q, d se parecen tanto, porqué 6,9,o 2,5, están tan cerca.
Qué pensamiento maligno se obceca en que las vea tan iguales cuando significan tan distinto. Ahora sé que soy yo la diferente, y que dejaré más tiempo y trabajo en ver lo innato para los demás. Que en su día fue difícil lo fácil, que las cosas giran en el espacio de forma endiablada. Y lo peor, que después de años de adiestramiento más o menos satisfactorio me enfrente otra vez a lo mismo; a la impotencia, de que todo tiene un orden en el mundo; a la injusticia, de que a algunos se nos escapa.

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