El mago y la hechicera

domingo 14 de marzo de 2010

En dos montañas no muy distantes vivían un mago y una hechicera. El mago en su montaña se dedicaba a realizar sus labores, rodeado de sus gentes. La hechicera por su parte habitaba su mundo practicando conjuros. Todo parecía transcurrir con cierta cadencia y normalidad.
La hechicera y el mago pese a su cercanía no sabían de su existencia, hasta que un día ella tuvo noticia de la obra del mago. Visitó de manera furtiva sus territorios y dejó pistas de su presencia para comprobar si el mago era tan bueno como parecía. El mago se percató rápidamente de la visita inesperada y pronto comenzó a investigar a su vecina. Le pareció una hechicera competente y se apresuró a hacerla saber de él. Ella le estaba esperando. Tras un breve intercambio de correspondencia la hechicera invitó al mago a su montaña, y éste no dudó en acudir a su encuentro.
El mago pudo comprobar en su visita que la hechicera no era un hada, con varita y vestidos de tul; ni tampoco una bruja, no tenía verrugas ni utilizaba la escoba. La hechicera tuvo la oportunidad de constatar que el mago era efectivamente capaz de contradecir las leyes de la naturaleza.
Desde aquel instante el mago quedó hechizado y la hechicera vivió la magia.Los habitantes de las aldeas contiguas todavía descubren misteriosos cambios en la naturaleza en las noches en las que juegan a embrujarse mutuamente cada uno desde su montaña.

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