Reflexiones en penunbra

lunes 5 de abril de 2010

Cuando se apagaron los fluorescentes el silencio era casi total. Sólo el zumbido del proyector podía escucharse. Por fin las imágenes empezaron a desfilar ante nuestros ojos. Y con ellas los chasquidos rítmicos al paso de cada diapositiva. Son bonitas las células aumentadas convenientemente y correctamente tintadas. Los fucsias, rojos, naranjas iluminaban nuestras caras a saltos de luz.Todos los ojos miraban al frente y se escuchaba con atención. Todos los ojos menos los míos, que contemplaban la siguiente remesa de químicos, destino al que yo era ajena; absorta, divagando sobre cómo serían sus vidas y la mía, en unos años.

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