Sin remisión

Cada vez me ocurre lo mismo. Deambulo sin voluntad por mi casa sólo para cosas indispensables. No me apetece hablar con nadie, permanezco un tiempo indefinido sin moverme en absoluto, nada ni nadie consigue distraer mi atención. Cuando termina descubro con sorpresa que han podido pasar horas. Horas en las que no he comido, ni bebido, ni ido al baño. Creo que ni siquiera trago saliva. Me voy de este mundo sin intención de volver. Como si no existiera y me olvido de todo, hasta de lo importante, hasta de lo imprescindible. Si por alguna casualidad algo reclama mi atención, me encuentro torpe y espesa, sin capacidad de razonamiento por un rato largo, y sólo puedo pensar en continuar con mi aislamiento voluntario, con mi enajenación mental pasajera. Hace años que me ocurre, creo que todo empezó cuando tenía la inocente edad de 7 años. Desaparecía durante horas sin que nadie supiera de mí. Durante todo aquel verano acudía a la cita sin falta para conseguir mi droga, ante la mirada de asombro y de estupefacción de mi proveedora. Creo que veía en mí en lo que me he convertido y no daba crédito a que hubiera empezado tan pronto. Pocas cosas en la vida me han proporcionado nunca tanto placer, ni tanta capacidad de abstracción y de concentración.
No soy capaz de explicarme qué es lo que ocurre, ni porqué sólo me pasa con algunos, hay otros que pese a su reputada fama no consiguen interesarme en absoluto. Pero cuando encuentro uno que es de mi gusto, no puedo hacer otra cosa coherente hasta que doy con él.
Hasta aquí la descripción más certera que puedo hacer de mi adicción compulsiva por la lectura de algunos ejemplares.

Comentarios

  1. Así me he quedado de absorto, cuando he leido éste relato. Pensaba en droga dura... aunque quizás la lectura también lo sea.

    Me h agustado tu relato.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Guauuuuu, me has asustado Nines...

    Me pasa lo mismo, soy una lectora empedernida, y cuando empiezo a leer un libro, sólo estamos él y yo.

    Es una deliciosa adicción!!!!

    ResponderEliminar
  3. Lo es, nadie que lo haya sentido lo duda.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Suegras

CANTA Y NO LLORES

Cuello de botella