No quería matarle, de verdad que no. Sólo quería cerrarle la boca, que dejara de gritar de una vez. Además era el día de Reyes, ¿cómo iba a querer matarle?. Estaba rodeado de juguetes, muchos más de los que él nunca tuvo en su vida, ¿y porqué no dejaba de gritar?. ¿porqué no jugaba en silencio?. Necesitaba dormir, era eso, no había dormido nadie en aquella casa; no se podía vivir sin dormir, todo el mundo lo decía. Ese era el problema. Seguro. Todo iba tan bien cuando ella estaba allí, pero se marchó hace ya tiempo. Sin enfadarse y sin dar explicaciones. Un día ella ya no estaba. Él intentó que funcionara pero con tanto trabajo y los niños... Ya nadie limpiaba la casa. La asistenta preguntó que si todo iba bien y la dijimos que sí, era demasiado largo de explicar, él creyó de verdad que podría con todo, si se esforzaba, lo conseguirían. Debió pedir ayuda, era demasiado para un sólo hombre, para un hombre solo. La policía llegaba pronto, otras veces cuando la vecina había llamado tardab