Paraiso Legal

Alguna vez ya he contado que vivo en un pueblo pequeño, de esos en los que si cambias de novio eres noticia hasta que la vecina del segundo se divorcia.
Eso sí, tenemos ayuntamiento propio, no somos pedanía. Lo cual quiere decir entre otras cosas, que tenemos leyes propias, algunas.
Yo no entiendo mucho de leyes, estudiar derecho siempre me pareció un coñazo. Los que más saben de leyes no son los jueces, ni los abogados, los que más saben de leyes son los que viven en el filo de la legalidad. Y además tienen los mejores contactos y la información de primera mano.
La cosa es que sin saberlo la mayoría de mis vecinos, vivimos en un paraíso legal.
Vienen desde rincones lejanos, nos llaman para informarse, nos colapsan el correo electrónico.

Y es que, mi pueblo es el más permisivo del estado para hacerse pareja de hecho.

Yo no sabría explicar los requisitos que se necesitan, ni cuales son las diferencias con otros municipios. Pero los que viven en el filo lo saben. Ya debe de haber una mafia encargada de gestionar tales asuntos. En mi pueblo, las parejas de hecho son como las parejas de conveniencia de la peli, pero no hay romanticismo de por medio, sino dinero.
Las parejas de hecho de mi pueblo ni se presentan en la entrada del consistorio, no saben sus nombres y lo reconocen sin rubor al inscribirse, y se defienden diciendo con desparpajo, que llevan juntas un año, pero de esas cosas no han hablado.
Yo la verdad no sé qué pensar; por un lado me parece ilegal e inmoral, por otro no sé si deberían de cobrar más y hacer del pueblo como con los paraísos fiscales y vivir todos de eso, que la industria está muy mala ahora por aquí con lo que era. O aconsejarles al menos que ya que hacen colas de hora y media para inscribirse tengan al menos la decencia de emplear el rato en presentarse y conocerse, que lo mismo se gustan.

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