Comida

Un colacao, un pincho de tortilla, un zumo de naranja, un donut, un plato de morros con un buen pellizco de pan.
Así leído no parece que sea un ejemplo de dieta mediterránea, pero es el menú del martes.
Ascos aparte, que ya sé que lo de los morros no es de interés general, tampoco es tan raro, digo yo. Se venden en las tiendas. Alguien más comprará. A los escrupulosos decirles que acabaremos comiendo cualquier cosa, yo llego entrenada.
Volviendo al menú, ahora que se está poniendo de moda la epigenética, seguramente estoy maltratando a mis genes con esta alimentación sana y equilibrada, tendré una edad biológica superior a la legal, y moriré joven debido a alguna mutación extraña.
La mala noticia es que estas mutaciones se heredan, la buena es que yo ya no pienso legar al mundo más genes de los que ya he dispersado. Así que bajo mi responsabilidad seguiré cenando morros, que me han dicho que tiene mucha proteína y poca grasa, y mi estómago parece que ha podido con ello.
Buen provecho.


 

Comentarios

  1. A mi padre le chifla el morro, callos y similar, cosa que jamás he podido.
    Nunca había escuchado este tipo de dieta pero no parece ser de las que se sufra demasiado, para mi imposible de no ser que quiera acabar rodando.

    ResponderEliminar
  2. Hoy el tema de la comida viene al pelo.
    ;)

    ResponderEliminar
  3. Gracias Sergio por tus comentarios. La comida siempre viene a cuento, al final es casi lo único que hacemos necesariamente y por placer. Dormir y poco más.
    Ando liada con cambios en las cuentas, cuando lo arregle te visito; que estoy un poco dejada.

    ResponderEliminar
  4. No hay como unas vacaciones en casa de la mamma, lo que ha cambiado mi dieta! Primero, segundo, postre. ¿A que al final me vuelvo morsa como Sergio?. Ainsss, qué bueno está todo cuando te lo ponen en el plato.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Suegras

CANTA Y NO LLORES

Cuello de botella