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Cuando la vida se empeña en complicarse, se complica. Y no me refiero a esas grandes tragedias, fulminantes. Yo quiero contar esas pequeñas cosas que pueden volverle loco a uno.
Cambiar de compañía de gas, de teléfono fijo y televisión, dar un parte al seguro del hogar de la vitro.
Lo primero es armarse de valor y de paciencia, el inalámbrico bien cargado y a rezar. Todos los números son al 902 por lo menos. Ya se sabe , a esperar a que te cojan, te desvíen , explicaciones y más explicaciones a todos los locutores...

Me cambio de compañía de teléfono fijo para además contratar de una vez Internet. Primer problema: la compañía anterior es por cable. Tienen que instalar no se qué roseta, quedas con el instalador con una horquilla de mas menos tres horas y dejas a tu madre en casa toda la tarde esperándole.
Te cambian de número porque la administración si no va  a ser muy larga. Adiós a mi número de los últimos 12 años. Lo instalas y funciona. Compruebas horrorizado que ahora tienes dos líneas. Llamas para protestar y te explican que ellos no tramitan la baja de la línea antigua. Te das de baja con más o menos fortuna y tienes que devolver por correo el equipo antiguo bajo amenaza de cobro de ciento ochenta euros. No cabe en el sobre, te mandan otro sobre, acaba recogiéndolo un empleado de correo urgente que te pide que le esperas tres horas y media seguidas en casa, en horario laborable. Yo nunca estoy tanto tiempo seguido en casa.

Me cambio de compañía de suministro de gas, harta de que me cobren lo que quieren. La nueva compañía este viaje sí gestiona la baja anterior pero... sorpresa;  el último recibo de gas tiene una lectura estimada que supongo muy superior a la real. Llamo para protestar, me dicen que de yo la lectura por teléfono. ¿Quién tiene llave del armario de contadores de gas? Nadie, en todo el edificio. Coincido casualmente con el lector de gas y me facilita la lectura real. Cuarenta metros menos de lo facturado por la antigua compañía. Reclamo, llamadas al 902, que no es posible que gaste tan poco; explico que soy muy rata y no enciendo la caldera y además no me ducho casi nunca.. !Joder!, que me devuelvan el dinero que me han cobrado de más que ya no vuelvo a facturar con ellos. Aún sigo esperando.

Si se te rompe la vitro, en general lo cubre el seguro de la casa. Llamas al 902 y parece que sí, que se hacen cargo. En dos días llama un técnico que viene a revisar la avería. Quiere que esté en casa más de tres horas porque no puede ajustar la visita en menos tiempo. Le cuento mi vida. Kárate con el pequeño, cerámica con la mayor, mis ensayos de zarzuela, mi trabajo a jornada contínua en las mañanas... Por fin viene con un plazo de media hora. Y me advierte de que la revisión ha sido rápida, pero que necesitará más tiempo para el arreglo y que no sabe cuándo tendrá las piezas nuevas, que me lo tome con paciencia.

Siempre tuve fama de impaciente, porque lo soy. Pero estoy ya muy atemperada. Muuuuucha paciencia en estos avatares.

Comentarios

  1. Eres una afortunada. Tienes teléfono (2), agua caliente, calefaccion y vitrocerámica.

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  2. Lo soy Máximo porque todavía puedo pagarlos. El día que ya no pueda seguro que me dan de baja sin tantas complicaciones.

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  3. Las compañías y operadoras son un desastre tanto a nivel residencial e incluso algo peor con las empresas. Una vez cerrada las operaciones hacen lo que les dale del bolo y prima la informalidad. En fin, avatares.

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  4. Ah, imagino que te gustará mi/ nuestra última entrada en el blog.
    ;)

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  5. Por fin encuentro alguien que pelea con los mismos fantasmas reales: telefonías, seguros de hogar, bancos, eléctricas...... ¡Éstos si que son duros de sobrellevar!. No cejes en tu empeño. Cuenta con mi apoyo en estos avatares.

    BsoT.

    p.d. Vengo a través de superehore Sergio :)

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