Cuestión de olfato


Una noche de fiesta como cualquiera, salgo a tomar algo. Con los amigos de siempre a los sitios de costumbre.
Todo parece normal, salvo que sí hay algo distinto.
Hemos descubierto los olores. Ahora que ya no se fuma resulta que los bares tienen olores, y parece que será algo que los defina, de forma individual.
Algunos huelen a colonias mezcladas, lo que resulta un poco desconcertante, otros huelen a cañerías, ¿quién iba a decirlo? Yo que he entrado cientos de veces nunca me había dado cuenta.
Llegará el verano y los olores corporales de los enemigos de la ducha aflorarán y sabremos quiénes son.
Yo que soy una fumadora empedernida, he cambiado de costumbres, como otros tantos.
Pero mi ropa, ya no huele a humo.
Mis feromonas están de fiesta, por fin serán ellas las protagonistas. Y mi cerebro festejará, cuando llegue la ocasión, que puede reconocer las tuyas.


Comentarios

  1. Mis feromonas están de fiesta... jajaja que bueno.

    Saludos y un abrazo.

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  2. Pues ahora que llega el verano... prepárese. Lo mejor: una pinza en la nariz.

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  3. La sonrisa de Hiperion,me alegra que te guste, encantada de tenerte en mi casa.
    Señor Fernando, si lo hago me perderé lo bueno y lo malo. No me gusta perder.
    Querido Lorente, el placer es todo nuestro.
    Esta sí que es gorda, no puedo publicar con mi nombre en mi propio blog.

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  4. Al margen de lo cierta que es tu observación sobre bares y locales, en los que apreciamos fritos, cañerías, y la esencia de sus lugareños, más verdad es la potencia que puede tener el olor de una persona, su recuerdo, que puede llegar a embriagarte.

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