Ni sé el tiempo que hace de todo. De mi vida. Morí. Me mataron. Me mató la inseguridad, el delirio, la rutina... Sólo quedan ascuas y una fan que me pide que siga
Llegados a este punto de abandono habrá quien se pregunte si sigo viva. Pues sí. Estoy sobreviviendo a dos adolescentes, un perro ciego con ansiedad y un gato. Ni ha sido, ni es, ni será fácil. Pero aquí sigo. En la ciudad blanca.