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Mostrando entradas de marzo, 2011

Vacaciones

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Hace tiempo que estaba pensando en tomarme unas vacaciones. Tenía algunos días libres y me lo merecía. Dinero lo que se dice dinero pues no tenía mucho, pero ilusión no me faltaba. Un viajecito de autobús, una reserva en un albergue sólo alojamiento, la mochila, y un callejero. Ganas de conocer sitios y ganas de pasarlo bien. No necesitaba nada más. Dispuesta estaba a disfrutar desde el principio. Diez horas de viaje nocturno no podrían con mi alegría o sí. Espero nerviosa a que se siente el que será mi compañero de asiento. ¿Tendré suerte? Deseo que no diga nada de nada, que no se mueva, que sea invisible. O si no, que sea alguien estupendo y nos vamos de copas cuando lleguemos. Faltaban cinco minutos para la salida y una chica algo mayor que yo se sienta a mi lado. Bueno, está limpia, y parece "normal". Hubiera preferido un tío bueno, pero así está bien. Saludo sin especial interés y comenzamos el viaje. La primera hora me la paso leyendo una revista del corazón, ya me la

Akiko

Hace como 20 años, ahí es nada, tuve la suerte de vivir compartiendo piso en mi época de estudiante. Toda una aventura la de gestionarse la vida con dinero ajeno sin tener ni idea de casi nada. Cuando llegué, no había lavado una braga en mi vida, ni sabía cocinar nada que no fueran filetes con patatas y huevos. La lavadora era todo un misterio y de la plancha no diré nada porque sigue siéndolo. Como soy muy viva, me lancé a la aventura con una compañera educada a la vieja escuela, que hasta zurcir calcetines sabía con veinte años. Alquilamos un piso de cuatro habitaciones para completarlo con otras dos compañeras. Impresionante lo que pasó por allí. Una funcionaria bulímica que pedía disculpas por vaciar la nevera y ocupaba el único baño a la hora punta de la mañana. Una estudiante de administrativo, que me saludaba sonriente en el portal mientras llevaba mi ropa puesta, cogida sin permiso del armario. Una francesa que dejaba chicles pegados por todos los sitios, preferentemente al lad

No parece cuestión de sexos

Mi memoria para la retención de datos es más que mediocre, pero muy desarrollada para las tramas o los razonamientos lógicos. Espero que alguien me ayude. Recuerdo una película bastante antigua en la que un profesional de la radio tenía un seguidor de su mismo sexo. Y la polémica estaba servida, tenía que decantarse por una opción a favor de la homosexualidad o en su contra. Los redactores estaban muy preocupados porque cualquier respuesta les haría perder audiencia. Recuerdo vivamente la solución que aporta el presentador porque la asumí como opinión personal y me acompaña desde entonces. El presentador en el momento álgido explicó ante su audiencia que creía que una persona no se enamora de un sexo, si no de otras personas. Nos enamoramos de individuos concretos, de un sexo definido o no, y con una personalidad propia. Nada hay definitivo sobre el aspecto, el género, la edad, la religión  o la clase social. Simplemente nos enamoramos. ¿Recuerda alguien esta película? Me gustaría pode

Lunares

Miro con asombro de vez en cuando los puntos rojos que aparecen en el mapa de vistas en mi blog. Y todavía más el número. Aparecen continuamente nuevos lunares desde sitios dispares. Como curiosa empedernida que soy y manifiesto en la presentación de mi perfil, no puedo evitar pensar cómo puede ser que haya alguien en una isla de África haya visitado de forma repetida este blog, y además desde lo que parece ser una base militar Europea. Me entretengo pensando que será algún soldado que se aburre lejos de su familia. Cómo me ha encontrado alguien en Nueva York que insiste en leerme de forma asidua, o quién habrá perdido el tiempo en la India en mirar siquiera este blog. ¿Quién vivirá en Alemania en Betzdorf y qué pensará de lo que escribo? Yo, que apenas he salido de esta ciudad pequeña y no escribo más que naderías. A todos esos y a los que ni sospecho, que se molestan en leerme aunque no dicen nada, y a los que decís, muchas gracias por compartir una parte de lo que pasa por mi cabez

Escuece

Llego a casa y como siempre no hay nada en el frigo; así que pongo la calefacción, dejo las maletas, me armo de valor y decido salir a dar una vuelta de reconocimiento. Como ya es tarde para salir de compras y tengo hambre, me propongo: ¿porqué no salir de pinchos y tomarme unas cañitas? Me encantan las rabas y los bares del pueblo tienen fama de saber cómo hacerlas. Nunca salgo de noche sola, pero me digo que no tiene nada de especial, y que al fin y al cabo estamos en una sociedad avanzada, de mujeres emancipadas, con trabajo, dinero y tiempo, para gastar. Después de ojear las opciones, elijo un bar de pinchos con bastante clientela, pero sin agobios. Entro y examino a mis colegas clientes. El borrachín del pueblo pidiendo un "sol y sombra" ante el asombro de un camarero sudamericano que desconoce la fórmula , unos señores de vinos, alguna pareja sentada en las mesas. Ésto está chupado, me pido unas rabas y una caña, me siento en la mesa y ceno estupendamente. Por fin un ca

Una beata

Hubo un tiempo en el que hacía cosas, tenía inquietudes y los que me rodeaban también. Teníamos tiempo, todo el tiempo del mundo; y muchas ganas. Tenía un amigo que llevaba tanto tiempo estudiando arquitectura que pensábamos que nunca acabaría de estudiar. Tampoco acertamos, hoy es un señor arquitecto a punto de tener su segundo hijo.  Le dio la vena creativa una primavera y decidió que íbamos a hacer un corto. El protagonista, D. Juan, y yo una beata que sucumbiría a sus encantos. Rodábamos en cine mudo, así que todo debía de ser muy explícito. Cada uno preparaba su vestuario y maquillaje en su casa. El plano que me tocaba se rodaría en El Palacio de Santa Cruz, en el patio. Los ocres del claustro acompañaban a mi blusa de encaje y cuello alto, abotonada en la espalda, y a mi falda recta verde de fieltro, que llegaba hasta los tobillos. Unos zapatos sobrios, un crucifijo de oro y una biblia culminaban mi atuendo. Mi pelo de naturaleza desordenaba estaba atado en un moño tenso en medio

Martes

- Lo estoy pasando muy bien esta noche, pero creo que no debería de beber  más. - Además es ya muy tarde y está lloviendo - Tengo un poco de frío  - ¿Qué vas a hacer, te quedas conmigo? - Si quieres podemos ir a mi casa - No creerás que no me he dado cuenta de que no has quitado la vista de mi escote - Pero no me molesta, me gusta - Anda, ven a mi casa - Por cierto - Ya puedes quitarte la máscara si estás incómodo - Hace tiempo que sé quién eres - Te reconocería entre un millón